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Escuchando sus voces

November 1, 2019

This piece represents the opinion of the author .

Estudié en Valparaíso, Chile, el año pasado. Ahora, a la luz de un poderoso movimiento contra 30 años de abuso económico, imploro a nuestra comunidad para conocer las historias de nuestras compañeros/as chilenos/as. La versión que vemos en las prensas se centra en la delincuencia y la destrucción, reforzando la criminalización del movimiento referida por el presidente Sebastián Piñera para justificar su autorización de violencia policial y militar sobre la comunidad. La gente chilena ha manifestado a través de marchas pacíficas, ha visto en riesgo su seguridad en el intento de luchar por sus derechos, y ha quedado al margen del diálogo por completo. Para mostrar solidaridad con nuestros seres queridos en otros países, hay que levantar sus voces.

Ahora, transmito las historias de cuatro chilenas, quienes quiero mucho. Fernanda Azócar Rodríguez fue estudiante de intercambio en mi colegio en Vermont; trabaja por Fundación Superación de la Pobreza en Rancagua. Conocí a Patricia Villalobos Olivares y Tamara Alejandra Antilef Riffo en el teatro. Me enseñaron a encontrar mi voz. Paulina Solís Iturra, de mi programa, me compartió su fuerza durante un tiempo doloroso.

Patricia empieza. Para ella, “Al pueblo dormido, el dolor sacó una furia de varios años; no de treinta años sino de más de seiscientos años”. Se refiere a un legado de colonización en el que el pueblo chileno, particularmente las comunidades indígenas como los Mapuche, han sido marginados y abusados por el Estado. Tamara repite este sentimiento: “El pueblo despierta con tanta fuerza, la desigualdad social en Chile es gigante”. Fernanda continúa, diciendo, “la violencia está en los militares y en el sistema neoliberal. Producto de que este sistema ha generado servicios para ricos v/s servicios para personas en situación de pobreza, la gente de los tramos más vulnerables se siente discriminada, impotente, aislada”.

Paulina lamenta que las prensas ignoren que “hay muertos, heridos y torturados”. En cambio, como me dice Patricia, la prensa se enfoca en “los disturbios, saqueos y vandalismo”. Paulina añade que “lo que no se muestra es el libre acceso que han permitido las fuerzas policiales y militares para que ocurran saqueos y robos a locales comerciales. Esto con el fin de crear caos e instalar el miedo. Y también con el fin de culpar de esto al movimiento social”. No vemos esta situación en la prensa.

Tamara condena al Estado por esta violencia, declarando que “en Chile se está matando por luchar, se está torturando, se está cometiendo violencia sexual por parte de agentes del Estado, ¿de qué democracia estamos hablando?” Patricia está de acuerdo: “hace un tiempo ya venía diciendo que estábamos en dictadura como personas vivas del Estado chileno, pero nunca pensé que de un día a otro este último se volviera una guerra contra el Pueblo”.

Se está trascendiendo la represión estatal, utilizando la resistencia masiva pacífica y el activismo artístico. Fernanda me cuenta que cada tarde, en protesta al toque de queda, “la gente corea de sus casas, sus balcones, ‘El derecho de vivir en paz’ de Víctor Jara, flamea banderas del pueblo Mapuche, o sencillamente, cacerolea”.

Últimamente, me hablan sobre la dignidad, y su ausencia dentro el sistema neoliberal. “Exige, por lo tanto, acortar la brecha de los sistemas de salud, educación, seguridad social, vivienda,

recursos naturales”, dice Fernanda. “La ciudadanía exige en las calles, de forma colectiva, lo que el modelo neoliberal les arrebató: La dignidad.” Tamara reitera esto: “Hoy día se sale a la calle con la rabia de años de miseria, de humillación, de angustia y violencia, se sale a las calles para gritar fuerte que exigimos dignidad.”

“Esto no para, no hay miedo,” Fernanda me cuenta. “Chile siempre ha estado despierto, sólo que hoy se nos escucha”.

En Bowdoin, tenemos muchas conexiones con gente en el extranjero. Como ciudadanos globales, es nuestra responsabilidad escuchar lo que están diciendo. En el caso de Chile, tenemos que reconocer las formas en que nuestro gobierno es responsable y cómplice; compartir sus historias porque creemos en la libertad y en el derecho de protestar; y reflexionar sobre el hecho de que el mismo sistema capitalista neoliberal vive firmemente en nuestra propia estructura sociopolítica. A mis amigas chilenas, gracias por sus historias.

Lucia Gagliardone is a member of the Class of 2020.

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